Atención: Gremios de transporte y otros anuncian paro, este 14 de mayo del 2025

Este miércoles 14 de mayo de 2025, el país se prepara para una jornada de paro nacional convocada por diversos gremios laborales y sociales como respuesta al creciente clima de inseguridad y al manejo gubernamental de la crisis criminal. La protesta se erige como una expresión colectiva de rechazo a las políticas implementadas por el Ejecutivo, encabezado por la presidenta Dina Boluarte, en su estrategia de lucha contra la criminalidad organizada.
Un paro de carácter multisectorial
La medida, impulsada principalmente por el Comité de Gremios de Transportistas del Perú, ha sido respaldada por centrales sindicales como la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP), la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (FENATE Perú) y otros colectivos sociales.
En esta oportunidad, la convocatoria ha superado el ámbito del transporte, involucrando también a comerciantes, estudiantes, profesores, mercados populares, asociaciones de padres de familia y trabajadores de sectores como Gamarra y Malvinas.Julio Campos, vicepresidente de la Alianza Nacional de Transportistas, señaló que “el paro nacional representa el hartazgo colectivo ante un gobierno que no escucha. No solo marcharemos los transportistas, sino también estudiantes universitarios, comerciantes de mercados, docentes y trabajadores organizados en todo el país”.
Las regiones de Lima, Callao, La Libertad, Arequipa y Puno concentran las mayores expectativas de movilización.
Orígenes del descontento: la masacre de Pataz y el auge del crimen organizado
El detonante inmediato de esta protesta fue la masacre de 13 trabajadores mineros en la provincia de Pataz, en La Libertad, un hecho que evidenció el avance del crimen organizado en zonas productivas del país. Sin embargo, el malestar ciudadano viene acumulándose por años y se ha visto agravado por el aumento de extorsiones, asaltos, sicariatos y la percepción generalizada de impunidad.Los gremios acusan al gobierno de adoptar una estrategia represiva sin una política integral de seguridad ciudadana.
Cuestionan además la ausencia de coordinación interinstitucional entre el Ejecutivo, el Congreso y las autoridades regionales para afrontar el problema de fondo.
Demandas laborales y sociales: más allá de la seguridad
La protesta del 14 de mayo no se limita a exigencias en materia de seguridad pública. Desde el frente laboral, organizaciones como la CGTP han denunciado el progresivo debilitamiento de los derechos laborales, la precarización del empleo formal y la inacción frente al crecimiento del empleo informal.Gustavo Minaya, secretario general adjunto de la CGTP, enfatizó: “El 14 de mayo volveremos a las calles para exigir respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores, quienes día a día sostienen la economía del país. Exigimos no solo medidas contra el crimen, sino también justicia laboral, seguridad en el trabajo y políticas efectivas de empleo digno”.
Impacto previsto y desafíos legales
Se prevé que la paralización tenga un impacto significativo en sectores clave como transporte, comercio y educación. Si bien el derecho a la huelga y a la protesta está reconocido en la Constitución Política del Perú y en tratados internacionales ratificados por el país, se espera que las autoridades vigilen que las movilizaciones se desarrollen de manera pacífica y sin vulnerar derechos de terceros.Desde el punto de vista jurídico, será clave observar la respuesta del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ante posibles sanciones laborales en caso de participación de trabajadores del sector público y privado, así como el accionar de la Defensoría del Pueblo y el Poder Judicial ante eventuales vulneraciones de derechos fundamentales durante la jornada.
El paro del 14 de mayo se perfila como un hito de presión social frente a un Estado que, según los gremios, no ha sabido responder ni al clamor por seguridad ni a las legítimas demandas laborales. La jornada pondrá a prueba no solo la capacidad de movilización del movimiento sindical y social, sino también la legitimidad del gobierno en un contexto de creciente desconfianza institucional.
